Con contundencia había triunfado
en aquel ameno esparcimiento.
Mas ningún eufórico sentimiento,
tuve por ese grato resultado.
Incluso, cuando me vi derrotado,
no me golpeó un ofuscamiento,
ni tampoco un tenaz decaimiento
hizo que me sienta desanimado.
Ya que en un juego entre amigos
vivo cada fantástico instante
sin sentir pesadumbres ni castigos…
Y disfruto, de lo más importante,
mientras mis ojos son fieles testigos
de una situación extravagante.